El enemigo dentro

marzo 13, 2024 • Publicado en
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Mientras el chico alto repartía los panfletos, el de la cara redonda se subió a la tarima y nos soltó su discurso. Las octavillas estaban escritas con el estilo simplista característico: «¡Hundamos las elecciones fraudulentas al rectorado! ¡Unamos nuestras fuerzas en una nueva huelga general en la universidad! ¡Demos un golpe decisivo a la conjunción poder industrial + poder académico = imperialismo japonés!». La teoría era magnífica, nada podía reprochársele al contenido, pero el texto carecía de poder de convicción. No inspiraba confianza ni movía corazones. Otro tanto sucedía con el discurso del chico de la cara redonda. La misma…

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Licencia de desarrollador requerida

septiembre 15, 2014 • Publicado en
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Momo lo intentó con otro juego, y cuando éste también fracasó, con otro, y otro, y otro más. Pero no salía bien. Si la muñeca por lo menos no hubiera dicho nada, Momo habría podido contestar por ella, y habría resultado la conversación más bonita. Pero precisamente por hablar, Bebenín impedía cualquier diálogo.

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Ida y vuelta

septiembre 7, 2013 • Publicado en
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Ida y vuelta

«Yo soy Tom Hanks que les dice: ¿Si quieren confiar en un gobierno, por qué no en este?»

Comic tomado de Dilbert y cita tomada de «Los Simpons, la película».

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La realidad dependiente del modelo

agosto 20, 2013 • Publicado en
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—¿Os vais? —preguntó con una nota de pesar en la voz. —Vendrán otros en nuestro lugar —respondió Powell. —Vuestro tiempo de servicio ha terminado y la hora de la disolución ha llegado —dijo Cutie con un suspiro—. Lo esperaba, pero... En fin, la voluntad del Señor debe cumplirse...

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Mecánica cuántica

junio 7, 2013 • Publicado en
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Las zapatillas estaban impregnadas, fatalmente, de mis vivencias. En realidad, durante aquel último año las había llevado cada día. Con aquellas zapatillas había saltado el muro de la parte posterior de mi casa, había cruzado el callejón pisando excrementos de animales e incluso me había metido en el pozo. No era extraño que estuvieran sucias y gastadas. Pensándolo bien, no había vuelto a fijarme en qué zapatos me ponía desde que había dejado el trabajo. Pero ahora, al mirarlas, tuve conciencia vívida de lo solo que me había quedado, de lo apartado que estaba del resto del mundo. Pensé que había llegado el momento de comprarme un par de zapatos nuevos. Estaban hechas un asco.

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