Todo lenguaje de programación multi-propósito debe tener entre sus funciones primitivas algúna rutina para desencadenar errores, y todo buen programador deberá conocer métodos para aplicar estas rutinas y atenderlas en sus desarrollos. Básicamente hay 2 tipos de errores: las advertencias y los errores fatales. El primer grupo lo componen los errores que pueden ser atendidos en el mismo algoritmo, como por ejemplo una versión antigua de un descriptor que deberá ser actualizada. El segundo grupo se compone por errores que no pueden ser atendidos desde el proceso, como por ejemplo tratar de crear un archivo dentro de un directorio para el que no tenemos permisos de escritura.

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