Una de las mayores frustraciones que he tenido al desarrollar páginas web sobre diseños estilizados es tener que usar una fuente estándar en vez de usar la fuente del diseño original. Sería ilógico esperar que todos los computadores del mundo tuvieran la fuente específica que el diseñador empleó en la creación de los botones de algún menú, así que por lo general todo termina en la mala práctica de crear imágenes que hagan las veces de botones, algo no deseable si queremos que nuestro sitio suba rápido en los mecanismos de indexación (lo sé, hay técnicas de buenas prácticas que subsanan este problema). Y para complicar más las cosas, toda modificación futura del sitio dependerá de la disponibilidad del diseñador para hacer los nuevos botones. Al final todo se convierte en una disputa entre lo ideal, lo óptimo y lo necesario. En vista de esta situación, el estandar CSS implementa entre sus reglas una técnica que declara una nueva font-family para ser renderizada en una página aunque la fuente no esté instalada en el computador desde el que se ejecuta el navegador.

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