Villa de Leyva

octubre 14, 2007 • Publicado en Viajes
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En la mañana el olor a palo santo ya se ha ido y aunque salimos temprano a caminar la población lentamente se va despertando de la fiesta de la noche anterior; aun es temprano y los locales de comidas están abriendo sus puertas dejando escapar sus olores indicando que el desayuno está listo, y como el hambre en la mañana no da espera buscamos un lugar dónde calmar nuestro antojo por huevos y chocolate.

Cuando salimos del restaurante ya el río de gente estaba de nuevo corriendo por las calles de Villa de Leyva, una lástima porque eso haría muy difícil tomar las fotos pero era de suponer que un fin de semana festivo la villa fuera destino turístico para muchas personas. Caminamos hasta más allá del puente empedrado que queda a 2 cuadras de la plaza principal y subimos a la siguiente calle con la idea de retornar hasta más o menos el lugar donde fuimos la noche anterior. Aquella calle tenía casonas viejas con patios inmensos y pencas por todas partes, era casi como si la población estuviera en mitad del desierto, de lo cual no quedaba duda pues el calor ya empezaba a golpear. Bordeamos tejados, pencas, patios y muros de piedra, y justo en la parte baja de una de estas casas encontré un muro con cientos de fósiles incrustados, adorno muy común en la villa porque en tiempos prehistóricos la zona fue parte de un mar, y ahora quedan fósiles de trilobites y amonites diseminados por todo el desierto como mudos testigos de aquel pasado.

Unas cuadras más adelante bajamos por la plaza que tiene el monumento a Ricaurte y desde ahí iniciamos el regreso hacia la plaza principal. Ricaurte nació en Villa de Leyva y es un mártir de las batallas por la libertad de América, el himno nacional de Colombia le hace un reconocimiento en la estrofa que dice «deber antes que vida con llamas escribió», pues con su inmolación evitó que cayera en manos de los españoles un polvorín de los patriotas. Todos los soldados del rey que estaban en el recinto con él perecieron, y en el desorden momentáneo Bolivar aprovechó para lanzar el contraataque. Que muestra de patriotismo y que pena ver cómo hoy en día tantos colombianos anteponen su beneficio personal a los intereses superiores de la patria.

Seguimos caminando bajo el sol abrazador de la villa con una sed terrible y dado que estamos en Boyacá la sed se debe quitar con unas cervezas bien frías. Para referencia del viajero en Boyacá la cerveza tiene dos precios según si la piden al clima o fría. Nos sentamos frente al hotel el Virrey a tomarnos las amargas en el mismo lugar donde la noche anterior habían estado sentados dos jóvenes llamando a toda mujer que pasaba con algún nombre al azar a ver cuál respondía. El hotel el Virrey lo pueden reconocer fácilmente porque tiene las banderas de España y de Colombia en su entrada. Mientras las cervezas se evaporaban llamó mi atención un candado que muy posiblemente tendría más de 100 años, quién sabe cuántas personas lo habrán observado y cuántas puertas habrá cerrado.

Por la siguiente esquina bajamos para ver las calles que aun no habíamos visitado del centro histórico. Al frente del convento de las Carmelitas Descalzas tuve que esperar por espacio de 15 minutos a que la gente entendiera que pensaba tomar una foto, lo realmente molesto es que ni siquiera miraban el lugar, tan solo se quedaban ahí sin hacer nada, hablando por celular o hablando entre ellos ¿será que no se dan cuenta? Solo hasta que fui a pedirles permiso entendieron y se hicieron a un lado. No soy fotógrafo profesional y no voy a quedarme todo el día esperando por una foto. Afortunadamente durante la espera pude tomarle una foto a un monje y a una señora con la vestimenta típica de Boyacá.

Volviendo a la plaza pasamos por el atrio de la iglesia donde se encontraban varios niños dibujando con acuarelas dentro de una actividad de las fiestas del árbol. Desde el atrio pude observar la muchedumbre y confirmar que todas las mujeres lindas que había visto hasta el momento venían muy bien acompañadas, pero vaya, si que le dan un festín a la vista. También me dí cuenta que al parecer la gente no se percata de la belleza de la villa, pareciera que tan solo están por estar.

 
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Me gustaría pasar una propuesta de ley para que no pongan vayas políticas en los centros históricos y que además las empresas de servicios públicos inviertan en ordenar todas las redes para darle un mejor aspecto a las poblaciones históricas del país. Es triste ver que casi todas las fotos quedan con un cable mal puesto y dañan la estética de la foto, además de la estética de las mismas poblaciones. También vi con tristeza que muchas de la intervenciones que están haciendo en las casas de Villa de Leyva no están siendo bien dirigidas porque más parecen casas modernas con apariencia colonial. ¿Acaso los curadores de estos pueblos históricos no están haciendo bien su trabajo?

Era ya mediodía y el calor estaba llevándonos casi al punto del delirio así que fuimos en busca de un lugar donde tomar algo frío, pero como la densidad poblacional estaba disparada en Villa de Leyva ya no cabíamos en ningún local. Mientras esperaba en la panadería vi un cómic de Calvin y Hobbes modificado cuya última viñeta decía más o menos «para qué necesitas un reloj que te diga el mes si en Villa de Leyva no nos damos cuenta del tiempo».

Para más información de los sitios dentro de la población visiten la página de Villa de Leyva en Internet. Si van a la villa les recomiendo ir en mitad de semana para no tener que soportar las aglomeraciones y recuerden que al entrar en Villa de Leyva el tiempo ya no existe.

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