Torpe de mi, he votado
junio 1, 2010 Publicado en Lifestyle Punto de VistaEs de no creer la frecuencia con que me sorprende señor. Imposible contrariarlo cuando siempre demuestra que en lo general y en lo particular su conducta es simplemente intachable. Ruego disculpe el que yo haya osado votar1, y renuevo mi agradecimiento con la buena fortuna por ponerlo a mi lado, porque con su docta apreciación y preclaro ejemplo he comprendido que votar es tan solo una tonta costumbre reservado para los cortos de visión.
Usted bien sabe que con votar no conseguiremos el cambio que buscamos. Exigir nuestros derechos, que también son los suyos, es siempre una pérdida de tiempo. Tonto de capirote el que dice que quien no vota no tiene derecho a quejarse, se ve que nunca lo conoció a usted, todo un prohombre que por costumbre y siempre con razón se queja las 24 horas del día sin necesidad de haber ido a votar. Figúrese que tan duro habrá sido el golpe en la cabeza que tengo la megalomaníaca idea de poder opinar en las decisiones de la nación, atenido (como soy) al adagio latino Res publica non dominetur.
Votar y perder el tiempo son sinónimos, como usted bien lo dice, porque sin importar quién llegue al solio presidencial, los cuerpos colegiados, o los cargos locales, todos actuarán con sapiencia, esa misma que usted derrocha y que tan solo alcanzo a vislumbrar como un don infuso al que unos pocos elegidos tienen acceso. Además es indiscutible que aunque discrepe del todo con estos iluminados políticos seleccionados por la desidia de tantos, lo más probable es que en forma alguna sus decisiones afecten mi estilo de vida. No entiendo por qué le doy relevancia a si un candidato dice «educación», el otro dice «seguridad», el otro responde «libre mercado» y el otro grita «socialismo», si sus opciones y decisiones no van a afectar mi entorno directo, sea por impuestos aprobados, definición del presupuesto nacional, políticas de estado o relaciones internacionales. ¡Claro que en nada afectan mi vida! ¿Por qué habrían de hacerlo? Siento mucho aun ser un romántico irremediable que sueña con los altos intereses de la patria y el bienestar común como pilares del accionar de una sociedad. Aveces me sorprendo a mi mismo con mi falta de perspicacia, ¿qué sería de mi sin su ejemplo? Con urgencia debo aplicarme a seguir sus pasos.
Ni la inutilidad del voto en blanco se escapa a su aguda visión, señor. De nuevo le imploro me disculpe por ser tan miope. Como todos sabemos esa figura es tan solo un relleno estadístico. Si votar es una pérdida de tiempo, votar en blanco es una doble pérdida de tiempo, como usted doctamente apunta, porque si el que se queja pierde su tiempo, peor lo hará el que muestra su inconformidad, lo que me lleva a pensar que Discépolo mintió vilmente al decir que el que no llora no mama.
Un pinche voto, como usted lo ha dicho en varias ocasiones, no hace la diferencia, así que no entiendo cómo se me pudo pasar por la cabeza que mi triste decisión en las urnas haría alguna diferencia. Usted con su ejemplo y falta de compromiso con cualquier decisión democrática ha mostrado el camino. Es evidente que en su sabiduría ha optado por ponerse al margen, porque con lucidez entiende que las decisiones de los cargos populachamente electos no lo afectan en nada o no le importan en nada, vengan de quien vengan. Al fin de cuentas mientras pueda seguir su vida desentendida de los que no tienen contacto directo con usted todo será tranquilo y sin complicaciones.
¡Oh grandes hombres que conviven en mis cercanías, cuyo ejemplo aun no he interiorizado por culpa de mi imperdonable desinterés, créame cuando digo que aprecio mucho el que su ejemplo sea compañero de mi cotidianidad!
- La discusión sobre si abstenerse o no de votar en casos particulares es opcional es arena de otro costal. Esta charla la sostengo con un personaje ficticio(!) quien por regla general no va a las urnas. ↩
jejejejejeje ya vote pobre de mi