Salirse del camino
diciembre 27, 2007
Publicado en
Viajes
Etiquetas: Caldas Colombia
Entre las charlas que más me motivan están aquellas donde se mencionan lugares encantados y encantadores, y Colombia está llena de esos lugares, así que con solo escuchar un poco he podido conseguir rutas a esos lugares mágico que recuerdan memorias de décadas pasadas. Mi primera fuente son mis tíos y mi abuelo, que cuentan historias de cuando vivían en una finca próxima a la antigua fábrica de Cementos Caldas, en especial de los amaneceres despejados que permitían ver los 5 nevados de la zona del parque natural. Al escucharlos hablar sobre ese mágico lugar me he propuesto buscar ese amanecer despejado, pero primero debo buscar el sitio del que hablan así que primero debo visitar la zona.
Hoy he hecho mi primera excurción, buscando el lugar propicio desde dónde vivir aquel amanecer, aunque por lo que he podido constatar hasta el momento no he encontrado el sitio del que ellos hablan. Sin embargo en el camino encontré la antigua fábrica de Cementos Caldas y no desperdicié la oportunidad para entrar a conocerla.
Para llegar a la fábrica se toma la vía que de Manizales conduce a Neira; una vez se ha cruzado el río Guacaica -en donde se inicia el ascenso a Neira- unos kilómetros más adelante se encuentra el desvío que lleva hacia La Dorada, una trocha que solo se puede transitar en carros altos, ni lo intenten en automóvil.
Unos 15 minutos más arriba se llega a una meseta donde está ubicada la fábrica. Supongo que no hay problema para entrar porque las puertas están abiertas, pero la construcción tiene vigilantes quienes seguro cuidan que no se lleven cosas de las ruinas. Imagino que una fiesta en ese lugar debe ser un evento memorable, o una guerra de paintball debe ser para no olvidar.
Cuentan mis tíos que la zona aledaña a la fábrica fue comprada por la empresa porque a causa del polvo la calidad de vida había bajado tanto que el gobierno nacional obligó a Cementos Caldas a indemnizar a los habitantes de la zona, así que compraron la mayoría de los predios y arborizaron todo el lugar. Actualmente la zona está dedicada casi que exclusivamente a la madera.
De vuelta a la carretera me detuve en algunos lugares para tratar de encontrar el sitio al cuál se referían mis tíos, y aunque no lo encontré, sí pude tener una vista majestuosa de la zona, por algo se conocerá aquel sector como La Divisa.