Postludio / Costa Caribe colombiana
marzo 15, 2008 Publicado en Punto de Vista ViajesEtiquetas: Caribe Colombia
Viajar por la costa Caribe me trajo gratas impresiones sobre nuestra condición humana y la forma en que cada sociedad la evidencia, pero abrió muchos interrogantes en cuanto a las relaciones entre los pueblos y dejó claro que los puntos de vista socioculturales sí son determinantes. La primera impresión fuerte se vivió al pasar por la depresión momposina. ¿Es el realismo mágico una fórmula literaria o es la realidad de la costa colombiana? El asunto del río y los planchones, las anécdotas de los gatos y los jardines, las plantas de coca, los turistas que se quedan para siempre, las historias narradas en Mompox por propios y extranjeros, toda su realidad parece unirse en la creación de mundos mágicos, mundos que parecen sueños, tan próximos físicamente a nuestra realidad pero tan inverosímiles que parecen lejanos.
El otro golpe fuerte fue descubrir la realidad sobre las relaciones entre nuestra cultura y los pueblos indígenas. Es muy doloroso saber que en wayuunaiki la palabra con que nos describen también sirve para referirse a un posible enemigo y que lo que para nosotros no debería representar un problema puede ser una grave ofensa en su sociedad. Por otra parte el hecho de ser considerados por los kogui como sus hermanos menores indica la forma en que entienden su relación con nuestra sociedad ¿en realidad somos impulsivos, inmaduros, poco cautelosos y sin experiencia? Tal vez llegará el día en el que con humildad preguntaremos a nuestros hermanos mayores por una recomendación, pero de momento estamos tan obstinados en nuestra superioridad cultural que no atendemos sus consejos. Y es que con solo observar sus tradiciones se puede descubrir la inteligencia encerrada en su saber colectivo. Toda su sociedad se ha delineada en torno a la relación con la naturaleza y la estabilidad de sus vidas, mientras que al parecer la nuestra olvidó sus lazos con el entorno y ahora descubrimos con angustia los signos de alarma.
También fue interesante encontrar a los eco-turistas y coincidir con ellos en un mismo espacio y tiempo. Me parece fascinante la forma en que personas de diferentes sociedades se van encontrando en un punto común con el cual se sienten identificadas. Claro que también están los que van al paraíso solo por sus mieles y no por la cercanía con lo divino, pero ellos también tienen sus historias y bien vale la pena escucharlos.
Pero no solo existe turismo ecológico en la costa. La industria sin chimeneas en cualquiera de sus variantes es uno de los renglones de la economía con mayor presencia en la región, sea turismo de aventura, ecológico, familiar, de negocios o de diversión. Con apenas unas horas de camino se pueden visitar ruinas históricas, caminar por playas de arena suave en un mar azul, hacer buceo, viajar en medio de la jungla hasta poblados indígenas o visitar bares con una intensa vida nocturna. También un poco más lejos se puede llegar a lugares donde las noches estrelladas son sorprendentes y el alma se recoge ante la inmensidad de la naturaleza. El Caribe colombiano ofrece mucho para hacer, solo es cuestión de ir a buscarlo y perderle el miedo a tener que dormir en una hamaca un día y en cama de hotel al otro, o tener agua disponible un día y no tener con qué bañarse después.
Pero el turismo también a traído problemas que las ciudades de la costa están viviendo. Muchos turistas vienen buscando una noche intensa y encuentran drogas y prostitución en ciudades como Cartagena o Barranquilla. Soy de los que opina que el que quiera consumir drogas puede hacerlo, o el que quiera vivir de la prostitución puede negociar con su cuerpo, pero la sociedad no sabe cómo manejar estas situaciones y se generan escoyos inesperados. Al fin de cuentas cada quién tiene derecho a vivir su vida como crea que es mejor, pero las luchas por el control de las drogas, la trata de personas y el dinero fácil están llevando a la sociedad a retos cada vez más complejos.
Lo maravilloso va más allá de nuestra condición humana. ¿Será acaso éste el contacto con los dioses al que se refieren tantos mitos de la humanidad? No veo otra forma de describir aquellos días a pesar de mi escepticismo respecto de las creencias espirituales. Tal vez sea una epifanía en donde me sentí uno con el todo, y es que al fin de cuentas somos parte del mismo sistema y que aveces nos demos cuenta de ello no debe ser de extrañar. Por mi parte siento que encontré un lugar maravilloso bajo el sol, donde la realidad es mágica y el tiempo pasa tranquilo. Ahora estoy convencido que si existe un paraíso este debe quedar junto al mar, en una enramada, meciéndose en una hamaca mientras el viento trae viejas tonadas que algún día tal vez logre comprender.
me parece muy imaginativo crea de la realidad una historia fantasiosa tiene el don del descubrimiento felicitaciones me gusta
aaaburrido
pero interesante !!
los amuu