Perdón por llegar a tiempo
marzo 24, 2010 Publicado en Punto de VistaNo ha sido mi intención ofenderle señor, perdón por tomarme el atrevimiento de llegar a la hora acordada y que por cuenta de mi falta de cortesía sus ocupaciones deban verse postergadas hasta otro momento. Es abominable y reprobable el que yo haya siquiera pensado que usted comprendería lo importante que es para mí mi tiempo, y más egoísta aun el haber osado pensar que usted pondría el suyo y el mio al mismo nivel. Obvio que el suyo es, pero por mucho, más importante que el mio. Disculpe mi descortesía1. Al fin de cuentas el problema no es que usted haya llegado tarde sino que yo llegué muy a tiempo2.
También quiero pedirle perdón por suponer que hoy abonaría usted a la deuda que tiene conmigo por concepto del trabajo concluido dentro de los límites pactados. Es evidente que el convenio que tenemos usted y yo es letra muerta, así que no entiendo cómo pude llegar a pensar que usted estaría en la obligación de pagar dentro del tiempo que acordamos inicialmente. Al fin de cuentas es mi deber como profesional ser oportuno y cumplir con mi parte del contrato, pero eso jamás podría darme el derecho a pensar que deba existir una reciprocidad de parte suya. Es una total descortesía pensar que usted está en la obligación de demostrar respeto por mi trabajo y mi tiempo. Lo que sí ha quedado claro y sin sombra de duda es mi ordinariez al suponer que usted me informaría en caso tal de no poder cumplir con su parte del convenio. Es razonable que piense que estoy en la obligación de extender el plazo de pago en forma automática cuando usted a bien disponga. Y no se moleste en informarme de cualquier cambio que decida hacer unilateralmente a las fechas de pago, ni más faltaba. ¿Quién soy yo para exigirle lo contrario?
Y que sirva esta charla entre usted y yo para reconocer que no debería molestarme cuando va en su carro y por desventura queda en medio de un cruce de calles y obstaculiza el paso de los que van por la otra vía ¿quien podría preverlo? Es sensato pensar que al ir usted de afán su conducta quede excusada. Y también quiero pedirle perdón por tener la desvergüenza de molestarme cuando deja las luces altas o se olvida poner las direccionales mientras conduce por la ciudad. Debo reconocer también que es detestable mi manía por molestarme cuando deja su vehículo estacionado en la avenida3, porque salta a la vista que en su magnanimidad ha tenido la grandiosa idea de dejar el otro carril disponible para el servicio de los demás. Y no se alarme al ver mi molestia cuando pita a diestra y siniestra, porque como todos sabemos los diseñadores pusieron los pitos en los carros para saludar.
Dispense mi malhumor cuando espero en la fila de los cajeros electrónicos mientras usted hace todas sus importantes consultas. ¿Molestarme por tener que esperar 5 minutos? En realidad que soy un irreflexivo, porque es obvio que el cajero está ahí exclusivamente para usted, los demás no importamos en los absoluto. Por favor haga caso omiso a los que estamos haciendo fila afuera porque usted bien sabe que no existimos. Quiero pedirle a usted que excuse también mi irracionalidad manifiesta al molestarme cada vez que lo encuentro junto con su grupo de amigos ocupando todo el andén, es mi obligación bajar a la calle y no ser inoportuno. Y siga taladrando a las 10 de la noche en su casa, porque es obvio que en el sagrado espacio que es su hogar usted puede hacer lo que considere correcto, y por favor no concluya su ‘cotejo’ nocturno de fútbol o basquetbol por consideración hacia mi. Bien pueda jugar hasta la media noche en la cancha que está al frente de mi casa si así lo desea y el público lo aclama. Y no se moleste en bajar el volumen al equipo de sonido cuando hace una de esas maravillosas y muy frecuentes fiestas que programa en su casa y que por norma se extienden hasta más allá de la medianoche, ¿por qué debería usted usar el salón social del conjunto o buscar uno de los espacios dedicados a las fiestas nocturnas, si obviamente cuenta con su propio espacio? Lo que pasa es que soy un aguafiestas irremediable y por más que trato de seguir su ejemplo no alcanzo a llegar al nivel de sapiencia que usted demuestra. No todos contamos con la claridad de pensamiento que usted derrocha.
He sido un egoísta insensible e inconsciente, al pensar que usted por un segundo pondría mi tiempo, tranquilidad y felicidad al nivel de los suyos propios, así que le ruego me perdone. Mi felicidad, como es lógico no vale nada al lado de la suya. Perdone por pedirle que tenga un comportamiento cívico, porque como ha quedado demostrado, y usted muy bien lo sabe, toda comunidad en la que sus integrantes cumplen con sus obligaciones cívicas es en realidad una aburrida sociedad civilizada4. Por favor que la nuestra no se corrompa por acatar estas inútiles normas de conducta. Es usted un ejemplo vivo de lo que hace que nuestra sociedad sea ideal.
- Aclaración para mis amigos, esta carta abierta no la escribo por un detalle particular sino por una realidad general. ↩
- Declaración para mis enemigos, esta carta la escribo con ánimo reflexivo y jamás con el objetivo de juzgar. ↩
- Creo que es necesario hacer hincapié en que no estoy libre de culpa, y que mi marca personal la veo en algunas de las acciones reprochadas en esta carta abierta. La incapacidad de ser justos en todo momento -producto de nuestra condición humana- es motivo suficiente para exhortarnos a fortalecer nuestra disposición para tolerar las acciones ajenas que nos incomodan, e integrarla al conjunto de elementos reguladores de nuestras relaciones, sean sociales, familiares, laborales, ecosistémicas o interétnicas. ↩
- Cuando olvidamos que para exigir nuestros derechos debemos honrar nuestros deberes, que para recibir es justo dar a cambio, y que para exigir que toleren nuestros errores es indispensable respetar a los demás, se crea un desbalance que dificulta la convivencia y el normal funcionamiento de los sistemas sociales. ↩