Las Cascadas de Juan Curí

mayo 20, 2008 • Publicado en Viajes
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A media hora al sur de San Gil está el sistema de cascadas de Juan Curí, formado por dos grandes saltos de agua y varios pequeños que suman una altura conjunta de poco más de 100 metros. Al lado de la carretera está la casa donde inicié el ascenso de 15 minutos que lleva hasta el plan donde termina el primer salto y comienza la segunda cascada. El recorrido poco a poco se fue haciendo más empinado y las sogas que habían servido de guía hasta el momento las usé también como apoyo en algunos tramos, en especial en aquellos donde los riachuelos hacen más lisas las lozas de piedra. Una vez arriba tuve el impacto visual de la primera cascada, la mas alta de todas, pero lo que más me sorprendió fue la complejidad del conjunto de piedras, lozas y caños que han sido labrados con el paso de los eones.

Las sorpresas apenas comienzan. Siguiendo el recorrido de la quebrada llegué al vacío por donde cae el segundo salto, y es ahí donde percibí la magnitud de la locura que estaba a punto de cometer. Abajo el instructor que sostiene las sogas, en un ademán de confianza, movía la mano libre para indicar que todo estaba listo, mientras que por masoquismo yo jugaba arriba a esconderlo del campo visual con el dedo pulgar.

Arriba el otro instructor ayudó a colocarme el arnés, mientras explicaba que la posición correcta para bajar la cascada se consigue haciendo una L con el cuerpo, preferiblemente mirando al frente, con los pies separados, colocando la cuerda del lado más diestro y la mano de más fuerza atrás para sostener la línea e ir halando para conseguir más cuerda, mientras que la otra toma la soga que queda al frente como guía.

Después de esta explicación técnica hice una prueba en el primer tramo de la cascada, y ahí me percaté del tubo sobre el cual corren las cuerdas para evitar que se troce con las piedras, el cual se anclaba a la roca con alambres, a la más criolla usanza. El instructor mientras tanto iba tomando las fotos y de vez en cuando gritaba para que mirara hacia la cámara, lo cual se estaba haciendo cada vez mas difícil por la cantidad de agua que caía al rostro.

Ya después de tener más confianza en el equipo bajé hasta el primer escalón donde está el otro tubo, y después hasta otra caída más lisa en donde me perdí en medio de la cascada. En este punto sentí la necesidad de voltear a mirar hacia abajo y quedó claro que aun faltaba mucho, pero la vista era sensacional. Mientras intentaba mirar hacia arriba sentí la fuerza de la cascada que golpeaba y a su vez lavaba, y presentí la búsqueda que había iniciado un año atrás. Aquel instante en el vacío le daba sentido a todo.

Mas abajo hay otro escalón, otro tubo y después el tramo final, el más largo de todos, pero como ya tenía experiencia fue también el más rápido. Aveces me alejaba tanto de la pared de roca que me sentía suspendido en el vacío, o debo decir en el agua.

Bajar la cascada no toma más de 10 minutos, pero se siente como si fuera una eternidad, y no es por el miedo.

Mientras me quitaba el arnés el instructor comentó que hoy bajaba más agua que de costumbre, pero que aun no estaba en el punto donde por seguridad se cancelan los descensos. Bajaron por una cuerda mi cámara y mis cosas, y subieron el arnés porque arriba faltaba una turista norteamericana por bajar, así que pude aprovechar la oportunidad para tomar algunas fotos mientras bajaba.

 
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El camino de regreso lleva por entre la selva, pasando por algunas cascadas y losas de piedra muy lisas, hasta el punto conocido como ‘La Y’ que es donde se inicia el camino hacia la parte alta de la cascada.

Abajo en la casa que está al lado de la carretera se puede uno cambiar de ropa. ¿Mencioné que es recomendable venir en pantaloneta y traer una muda de repuesto? Incluyan medias y zapatos extra a la lista.

4 Respuestas a “Las Cascadas de Juan Curí”

  1. Hola Sebastian. Gracias nuevamente por la foto.
    Juro que recorrí imágenes por internet varios días, tratando de no caer en la comodidad de buscar una foto tuya. Es un poema difícil de ilustrar. Busqué autopistas, campanas, mujeres preñadas, vasos comunicantes… nada me gustó. Entré en tu blog, y ahí estaba, justo puesta en el margen derecho, esperándome!!! Qué remedio!!
    Es un poema que tiene varios años, pero veo que algo te ha dicho.
    El de Buenos Aires que me llovía cada vez que me alejaba (viví 6 años en el interior)es un poco lunfardo tal vez para vos, no tanto las palabras sino la idea del poema, por esto te resulta intrincado. (de hecho este que ilustré con la cascada lo es más)
    Aprovecho para preguntarte: Tengo problemas con la estructura de los poemas al pasarlos al blog, porque en mis textos el formato es parte de lo que expresa, son versos cortos y muchos espacios entre ellos. Sin embargo cuando lo publico sale todo corrido, para mi desesperación. A veces vuelvo a editar y agrego puntos, pero nunca queda como quiero. Habrá algo que desconozco que pueda mejorar esto?.
    Bien. Gracias otra vez y un abrazo

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