La Sabiduría del lago Han-Tzu
junio 25, 2011 Publicado en Lifestyle Punto de VistaUn anochecer, estaba el Maestro Programador recogido en silenciosa meditación, mientras bebía cerveza de arroz y contemplaba las aguas del lago Han-Tzu.
Entonces, un aprendiz, azorado y con la preocupación en el rostro, llegó ante el Maestro Programador y dijo así:
— Mi Sabio Maestro. Estoy preocupado. He de trabajar para los Científicos en un programa de Astronomía que calculará las posiciones de los cuerpos celestes y las fases de la luna. Me han dado las fórmulas y los cálculos, y mi programa deberá aplicarlos para mostrar la armonía de los cielos.
A lo que el Mestro Programador respondió:
— Joven Aprendiz, ese es un hermoso trabajo. ¿Porqué habría de causarte preocupación? No veo nada en ello que deba asustarte.
Respondió el aprendiz:
— Noble y respetado Maestro Programador: Yo no conozco los planetas, ni las estrellas. Y las fases de la luna son un misterio a mi saber. Es eso lo que me asusta.
El Maestro Programador sonrió paternalmente, guardó silencio unos segundos, y respondió a su aprendiz:
— Mira, mi inteligente aunque algo ignorante aprendiz, contempla cómo la tranquila superficie del lago refleja nítidamente la cristalina imagen de la luna. Observa cómo cada estrella en el cielo tiene una hermana idéntica titilando sobre las oscuras aguas.
— ¿Sabe acaso el lago que debe reflejar la luz de los cielos?
¿Posee el lago los secretos de los Astrónomos?
¿Conoce las órbitas de los planetas?
No, joven programador. El lago, junto con el cielo, es uno con el Tao.
No te preguntes qué está calculando tu programa, solo escríbelo de modo que lo haga de la forma perfecta y en completa armonía con el Tao, y el programa será el perfecto reflejo de los cielos.
Leído inicialmente en Psicofonías.