El Tortoni
abril 27, 2007
Publicado en
Arte Viajes
Etiquetas: Argentina Buenos Aires
El vuelo de regreso a Buenos Aires nos tomó haciendo fila para llegar al aeroparque, dimos unas 3 vueltas sobre la ciudad de noche y quedé sorprendido con el tamaño del área metropolitana. Puede ser que Capital no sea tan grande, pero como están tan próximas las restantes poblaciones entonces parece un solo bloque inmenso de luces. Con 20 minutos de retraso el avión pudo por fin aterrizar, pero por la cantidad de pasajeros que estaban llegando el servicio para tomar transporte estaba terrible y si a eso sumamos que el tráfico está de mierda como diría el taxista que me llevó a Palermo entonces podrán imaginar cuan retrasado estaba. Ah, es que los colombianos que nos conocimos en Iguazú quedamos de ir a un restaurante ese día, uno de comida colombiana que se llama Gabo y que queda en Palermo Hollywood.
Mientras viajaba en medio del tráfico tan pesado pasamos por el hipódromo y la cancha de polo, también me comentó el taxista que las canchas de rugby están en San Isidro que es la zona en donde está la estación del Tren de La Costa donde está el centro comercial del mismo nombre y donde había visto varios colegios con canchas de rugby pues es un deporte de estratos altos, mirá vos cómo me vine a enterar que los de estrato alto viven por San Isidro. Al llegar a mi destino encontré a mis compañeros de aventuras esperándome -qué pena la tardanza- afuera del restaurante para ir a otro sitio porque Gabo requiere reservas, como cualquier otro lugar en Palermo Hollywood, así que fuimos a Antojitos Colombianos, que si bien nada que ver con la bandeja paisa y la aguadepanela con limón, por lo menos si calma el antojo.
Para esa noche tenía reserva en el café El Tortoni, específicamente a un show de tango en el sótano. Dada la concurrida visita de extranjeros el café tiene varios meseros internacionales, uno que habla portugués y otro que habla inglés y quién sabe cuántas lenguas más. Nos correspondió el ruso, que si bien su primera impresión es la de ser todo un camarada de acento duro en realidad resultó ser todo un bacán. Como el espacio no es grande y las mesas no abundan el café aveces asigna mesas compartidas entre diferentes grupos, junto a nosotros se sentó un alemán que jamás musitó nada.
El espectáculo se trataba de un hombre que vive de las minas y mostraban de esta forma el Buenos Aires del tango. Cantaron los tangos más conocidos, los músicos tocaron a Piazolla, y en un intermedio algunos de los bailarines hicieron un espectáculo de chacarera simplemente poderoso.
La despedida del cantante pasaba por las mesas preguntando la nacionalidad y como cosa rara en la nuestra preguntó en inglés porque pensó que éramos de cualquier parte menos latinoamericanos, si al final dijo «y cómo va a ser si son rubios».
Cuando salimos del sótano pasamos a ver el café y sus obras de arte, entre las que hay tres estatuas a tamaño real de Borges, Gardel y Alfonsina sentados en una mesa departiendo, había fila para sacarse fotos con el grupo, y cuando llegó mi turno tomé un asiento de la mesa de al lado y me dispuse a tener una charla con ellos. La foto quedó buena 🙂
El resto del café tiene el mismo sabor que tiene todo Buenos Aires, a viejo. El café tiene bustos de Gardel, escritos de Borges y Alfonsina, fotos de las personalidades que han visitado el café y demás detalles que demuestran la importancia del sitio, y para rematar a la salida están las órdenes de honor que ha recibido el local, todo un lugar tradicional en Buenos Aires.
Después de más de tres semanas en Argentina comencé a entender un poco el tango y ya veía la chacarera con nuevos ojos, incluso llegué a emocionarme al ver el espectáculo. Podrán haber mejores espectáculos de tango, incluso en Manizales hay lugares que tienen fama, pero es El Tortoni y por su solo peso significa mucho.
Por las mismas características del espectáculo no se podía usar flash para tomar las fotos, así que quedaron oscuras. Aunque no las vean claramente en las miniaturas les recomiendo que las miren, sé que les pueden gustar.
Hola Seba. Finalmente me hice aficionada a leer tus reseñas. Son muy buenas. También sigo «llevándome» tus fotos, que me siguen pareciendo ideales. El Tortoni es como un «no lugar» un «no tiempo» No tiene que ver con nuestro presente, y ese pasado que evoca, no lo encontramos familiar. Es como una puesta en escena en la que nos instalamos a veces para representar nuestro papel de «argentinos» al lado de visitantes de otros países. Festejé allí mis 50 con unas pocas amigas, y en el baño, me crucé con una pintora sueca que entendió mi festejo y me saludó con un castellano imposible al que respondí con mi inglés inventado… En fin otra anécdota del Tortoni. Un saludo. Mabel