El Parque Arqueológico de San Agustín
noviembre 15, 2008 Publicado en ViajesEtiquetas: Colombia Huila San Agustín
Distante apenas unos kilómetros del centro del pueblo está el parque arqueológico de San Agustín, patrimonio de la humanidad y herencia lítica de una de las culturas más intrigantes que habitara el territorio colombiano. Aquella sociedad indígena desapareció antes del arribo de los españoles, quedando apenas unos pocos habitantes cuando llegaron los conquistadores europeos al alto Magdalena. Algunos creen que una epidemia diezmó la población, otros creen que se trató de una catástrofe climática que hiciera inhabitable la región para una población tan numerosa como la que se calcula llegó a habitar la zona, tasada en aproximadamente un millón de individuos durante su apogeo. El caso es que al momento de la llegada de los europeos las esculturas se hallaban ocultas en medio de la selva, y como entre las obras no hay estructuras que superen el techo del bosque -como pirámides o templos- las obras de piedra continuarían ocultas por mucho más tiempo.
Las estatuas parecen tener elementos asociables a otras culturas, como es el caso del jaguar de dientes afilados con el cual los pueblos de centroamérica simbolizaban la fuerza, o la combinación del águila con la serpiente, símbolo del quetzalcoatl que representa la dualidad celestial y terrenal. Otra escultura parece tener rasgos fisonómicos de los pueblos celtas, e indumentaria similar a la empleada en el juego de pelota de los pueblos mayas. Pero la comparación más extraordinaria la hizo un misionero español que encontraría rasgos de los atuendos propios de los obispo en una de las esculturas. Algunos especulan que los chamanes al entrar en transe se contactaban con personas de otras latitudes, lo que explicaría estos elementos culturalmente lejanos; por mi parte creo que en algún momento se presentó un intercambio cultural con otros pueblos prehispánicos, y que algunos ornamentos que se relacionan con culturas lejanas son solo producto de la casualidad. Incluso la estatua en la cual se observa un posible elefante no tendría nada de extraño porque se sabe que en América existió un grupo de proboscídeos, y por intercambio cultural habrían tenido conocimiento de manifestaciones artísticas en las que se plasmaran estos animales, aunque ya se encontraran extintos.
Una característica de estas esculturas es que son trabajadas casi que exclusivamente en su parte frontal, mientras que en la parte posterior el trabajo es mínimo. Son muy pocas las tallas donde se observa igual nivel de detalle en las dos caras, aunque hay una en especial que presenta dos seres unidos por el tronco y con rasgos similares en ambas caras, tal vez el artista plasmó en la roca un par de siameses.
El especial cuidado que ponían en las estatuas que acompañarían las tumbas pone de manifiesto la importancia que esta cultura le daba a la muerte. En las tumbas se han encontrado muchas piezas de alfarería, pero muy pocas de orfebrería, aunque es posible que los saqueadores de tumbas hayan robado la mayor parte. Muchas de las esculturas que se ven quebradas fueron destrozadas por los guaqueros que creían habría más oro dentro de ellas. La primera escultura del recorrido en el parque, en la que se ve una talla de una serpiente, se encontró en varias piezas y tuvo que ser reconstruida. La orfebrería que se ha conseguido en las excavaciones se expone en el museo del oro en Bogotá, pero tal que parece que para los indígenas de la zona tenían mayor trascendencia las imágenes en la piedra que el brillo del oro.
Las tumbas más elaboradas tienen un elemento característico, que en apariencia cumple con el doble propósito de proteger la tumba y dar soporte a la estructura. Se trata de dos personajes puestos como columnas al lado de la estatua central y sobre la cual descansa la piedra principal que hace de techo. Es claro que estos elementos son de menor importancia en comparación con la estatua central, así que para igualar en altura a la imagen principal y servir de soporte han proyectado sobre estos personajes un elemento extra que bien podría ser o un animal guía o un álter ego, elemento que facilitaría su tarea como protectores. Detrás del dolmen estaría enterrado en un sarcófago de piedra el personaje a quien estaba dedicada la tumba, mientras que la parte frontal estaría reservada para sus familiares. A juzgar por el tamaño de los sarcófagos, la estatura media de los habitantes de la región era muy baja.
Sobre la técnica que empleaban para esculpir las piedras y el origen de la materia prima, un no hay consenso. Algunos dicen que traían las rocas desde una cantera que se encuentra retirada del lugar de emplazamiento actual, para otros lo más probable era que las desenterraran, pues a unos metros bajo tierra hay un manto rocoso. El problema con esta última teoría es que aun no se han encontrado canteras próximas desde las cuales se extraería el material. En cuanto a la técnica para moldear las piedras se dice que habrían empleado un cincel para dar la forma principal de la estatua, pero cuando se trata de detalles finos y surcos esta técnica queda descartada, así que se ha planteado la posibilidad de que conocieran algún material con el cual crear los surcos y detalles a partir de la abrasión de la roca. Muestra del nivel de complejidad técnica que llegó a manejar esta cultura son las maquetas que servían como punto de partida para las estatuas más grandes, un ejemplo de estas maquetas es la pequeña piedra que tiene pintado en rojo los rasgos de la máscara solar, nombrada así porque al ser desenterrada se encontraba orientada observando hacia el oriente.
El conjunto más conocido del parque es el complejo ceremonial sobre la vertiente del río Lavapatas, sitio que habría servido para la celebración de ritos religiosos, y que se especula también habría sido empleado en prácticas médicas; algunos se aventuran a proponer que en él se habrían atendido alumbramientos en el agua. En la parte inicial del recorrido del agua se ven algunas figuras que representarían las diferentes castas sociales de la cultura agustiniana. En adelante el agua discurre por entre figuras y canales, en un patrón que parece sugerir que habrían tenido conocimientos técnicos en hidráulica. Es probable que el objetivo tras el conjunto ceremonial fuera crear un espacio donde el movimiento del agua representara la energía fluyendo entre los símbolos de sus ritos.
El curso de la quebrada tuvo que ser alterado porque sus aguas contaminadas estaban desgastado las imágenes en la roca. En la actualidad el complejo es alimentado con agua del acueducto del pueblo.
El recorrido finaliza en la mesa del Lavapatas, desde donde se tiene una vista panorámica del valle donde alguna vez floreciera la cultura que construyó las tumbas de piedra. La vista muestra un territorio en la vertiente de la cordillera, bañado por ríos, con un clima ideal y con suelos fértiles.
muy lindo por eso yo quiero ami san agustin