El Delta del Paraná

abril 17, 2007 • Publicado en Viajes
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Uno de los sitios turísticos más recomendados por los porteños es la municipalidad de El Tigre en el delta del Paraná, para ir hay varias rutas pero la turística es el Tren de la Costa que se toma en la estación Mitre.

Como estoy en Bueno Aires hay que ir hasta Retiro que es una de las estaciones de trenes de la ciudad y seguir hasta Mitre. La TBA es una de las 4 o 5 empresa de trenes que operan las líneas del área metropolitana y de la provincia de Buenos Aires. El servicio de trenes es casi como el subte porque hay muchas estaciones en la ciudad y el precio es muy similar. Mucha gente toma el tren en vez de tomar el subte para ir a trabajar, pero el tiempo promedio de viaje en el tren es más largo y por lo tanto es normal ver gente leyendo en el tren. El tren recorre varias estaciones y a lado y lado de la carrilera siempre hay casas, es como si nunca salieras de la ciudad.

La parada final es la estación de Mitre y al pasar el edificio se encuentra el Tren de La Costa, que ofrece dos tipos de viaje, uno que permite bajar en todas las estaciones y otro con bajada exclusiva en la estación Delta. El primero es el típico que toman los turistas pues cada estación tiene un atractivo para mostrar. Yo bajé en dos estaciones, la primera fue «J. Anchorena» que tenía una vista del Río de la Plata y de la ciudad encantadoras.

Esta zona tiene senderos para trotar y montar en bicicleta o patines y en las noches la gente va a hacer deporte. Conmigo se bajaron unos franceses a quienes también les gustó la vista, en el grupo había una persona quien vivía en Chile y sus padres que son franceses y no entendían español; es raro escucharlo pero al parecer algunos europeos vienen a Sudamérica por trabajo mientras que los sudamericanos vamos a Europa por trabajo también.

Un curto de hora más tarde llegó el siguiente tren y esta vez bajé en la estación «San Isidro» que está junto a un shopping donde venden ropa, artesanías y comidas. La arquitectura del centro comercial es muy agradable, especialmente los restaurantes. Las siguientes estaciones correspondían a un pub Danes que vende galletería danesa y a un restaurante con parrilla incluida, pero ya estaba tarde así que decidí seguir hasta la estación del Delta. En la estación en uno de los kioscos te ofrecen varios planes para viajar por el delta, pero la mejor opción para mi fue tomar el transporte público y caminar por algunas de las islas. La otra opción es tomar un bote rápido e ir más lejos hasta algunos lugares donde se están formando islas y el agua te da hasta los tobillos y desde ahí caminar por la selva, pero más me llamó la atención conocer las casas de la zona. Mientras hablaba con la persona de información para saber cómo llegar al lugar donde despachaban el transporte público me explicó que debía buscar el McDonald’s, y casi sin pensarlo le dije «Argentina está repleta de McDonald’s» a lo que respondió «cuando haya McDonald’s en esta zona -refiriéndose a la zona donde llegaban los botes rápidos- dejo este trabajo».

La municipalidad del Tigre está en la zona del delta del Paraná, como la corriente del río fluye hacia el Río de La Plata las aguas contaminadas de Buenos Aires no llegan hasta acá. La ciudad es muy hermosa y tiene muchos elementos de su colonia italiana, por ejemplo el club de remo de la localidad tiene su nombre en italiano, algunos lugares guardan el nombre en italiano, encuentras restaurantes de pasta italiana en donde los posters están en italiano. Muchos de los habitantes de la zona viven en las islas del delta y por lo tanto es necesario ir en lancha de una parte a la otra, lo cual hace que sea lógico encontrar acá el club de remo de Buenos Aires. El Tigre es casi como una Venecia.

El costo de un viaje depende de si eres o no habitante de la zona, los isleños pagan similar a un transporte público en bus en la ciudad mientras que los turistas pagamos casi 10 veces lo que ellos pagan por pasaje. Normalmente se paga un viaje de ida y vuelta. Al llegar a la zona de embarque me hizo gracia ver que las cargas y compras de los pasajeros se arrumaban en la parte de encima de los barcos como si se trataran de chivas en Colombia. Las playas tiene carteles sobre servicios de salud de la zona y puedes ver pasar lanchas ambulancia por los canales.

Los paraderos del servicio público son los muelles grandes de cada isla, mi boleto me llevaba hasta Tres Bocas que es una zona donde se unen tres ramales del río, un caño pequeño del río te interna en la isla y a cada lado hay casas. Caminar por la isla es una matanza de mosquitos con iguales características a los ya mencionados pero esta vez en su hábitat y por lo tanto ellos llevan la ventaja. Muchas casas tiene sus bases descubiertas y su piso inferior está 70 centímetros por encima del suelo, supongo que es para cuando se crece el río no se entre el agua a la casa. Casi todas las casas tienen muelle propio y un kayac o bote amarrado a él o en el patio de la casa. Todos los isleños saludan, incluso los perros que ladran cuando pasas al frente de cualquier casa, incluso es probable que algún perro te acompañe el resto del recorrido y si te encuentras con otra persona y hablen un rato los perros se muestren los dientes, no hacen nada pero sí gruñen, y cuando se separen es posible también que se intercambien los perros y tu sigas con el perro de la otra persona.

Cuando volví al muelle pasé por un café para tomar algo para calmar la sed. El local tenía un muelle más grande pero decía que no se hacía responsable por los accidentes ocurridos en el muelle, de hecho el letrero era muy común en toda la zona del delta y ya lo había visto incluso en algunos balnearios. Al retirarme supe lo costosa que es una gaseosa en las islas, y pues claro traer una canasta es mucho mas difícil a las islas que al Tigre.

Cuando llegué al muelle encontré a la persona que se llevó mi perro y seguí hablando con ella. Era una italiana que estaba desesperada por los mosquitos que se habían cebado con ella, aunque había confirmado que los mosquitos de Buenos Aires no son muy astutos que digamos, incluso intentan picar en las uñas y algunos intentaron picar la cámara. Al volver en el transporte público al Tigre pensaba en por qué era tan difícil hablar con los Argentinos, había conseguido amigos de Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos y Ecuador, tenía correos de varios, teléfonos de otros, pero en ningún momento había podido tener un contacto así con los argentinos.

Por primera vez en mi viaje pude observar bien el asunto del mate, resulta que el matero está lleno de unas hierbas y bajo el brazo llevan un termo con agua que vacían en el matero para luego succionar por la bombilla. Mientras estaba en las artesanías había visto que las bombillas en el extremo son embombadas y presentan huecos y por lo tanto no dejaban pasar las hierbas, esa fue mi primera aproximación al mate.

Al bajar al Tigre volví a hablar con mi amiga italiana con apellido de pintor (inicialmente me había confundido pero al llegar a casa y encender el portátil -perdón, laptop- vi el cuadro de Escher que tengo como imagen de escritorio y recodé mi error), intercambiamos correos pues ella se iría el jueves para Roma y yo viajaba al otro día para Uruguay, así que nos despedimos esperando hablar de nuevo y prometiéndole que esto que escribo llegaría a sus manos algún día.

Al regresar a Buenos Aires paré en «J. Anchorena» para tomar algunas fotos de la ciudad, ver una ciudad portuaria de noche es bello. Al final pasé al tren del TBA y volví a Retiro mientras veía la ciudad.

Al viajar en el metro atestado de gente tuve por primera vez en Buenos Aires esa sensación que es común a todos los que viven en una sociedad, un sentimiento de alienación dentro de la ciudad, algo que te hace sentir parte de ese ir y venir, con su monotonía que hace que pierdas esa capacidad de maravillarte, eran destellos en los que me maravillaba con la gente pero al rato perdía esa sensación y me embargaba el olvido, tal vez por el cansancio general y el deseo de llegar rápido a casa que hacía me olvidara de todo lo demás y así soportar el camino de vuelta, la verdad que entre tanta gente ya no observamos, solo vemos y si a eso sumamos la baja probabilidad de conocer el entorno completamente entonces se hace preferible el ser felices en nuestra inconsciencia, triste realidad, pero esta es la verdad que hace soportable el que te estrujen.

 
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2 Respuestas a “El Delta del Paraná”

  1. Hola, por favor podes indicarme en que arroyo es la foto «muelles en el delta» ? Es que vivo en el Tigre y estoy queriendo hacer un muelle iguel. Gracias.

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