El Abasto de Buenos Aires
abril 23, 2007
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Viajes
Etiquetas: Argentina Buenos Aires
Un nuevo día para caminar, esta vez caminaría las proximidades del Shoping de Abasto, en la zona que fuera hogar de muchos artistas porteños. El shoping está construido en lo que antes fuera el abasto de la ciudad, es decir, la plaza de mercado, pero solo de vegetales pues no se podían vender carnes en ese lugar. Cerca al shoping está la calle Carlos Gardel y en una de las esquinas está la estatua de cantante. Cerca de ahí está uno de los pocos bares que quedan en pie en donde cantara Gardel.
La zona está llena de pinturas del tipo fileteado, hay un museo sobre este tipo de arte en el barrio y la ciudad en algún momento impulsó un concurso para hacer que las portadas de las casas presentaran pinturas de este estilo, lo que le da un sabor interesante al barrio. En la zona queda la casa museo de Carlos Gardel, punto obligado de visita más por el valor histórico del lugar que por la exposición en sí.
Y como se aproxima la despedida de la ciudad decidí salir de compras, así que pasé por las librerías y los puestos de comics a ver qué encontraba. Las tiendas de comics están repletas de revistas y figuras de acción, un fanático del anime o de Star Wars se enloquecería en una tienda llamada Camelot que está repleto de figuras de acción. El local es tan grande que tiene repartida la mercancía en varios locales que son salas de exposición de los productos del almacén. Camelot, las librerías y las discotiendas están en la avenida Corrientes y a unas cuantas cuadras de ahí, en la calle Perón están las tiendas de instrumentos y partituras, así que me zambullí a buscar a Piazzolla y por fortuna encontré. Ya había desistido de buscar trabajos de Piazolla en CD pues los derechos pertenecen a una empresa italiana y por lo tanto no es tan común encontrar música del maestro en Buenos Aires como uno esperaría.
Al volver a casa me encontré con la Luna, y me dí cuenta que no la había visto en mucho tiempo, creo que es la primera vez que la veo en Buenos Aires aunque antes la había visto pero por fuera de la ciudad. Estaba enredada en una telaraña de cables en medio de las calles de la ciudad, extrañamente estática pues nunca la vi subir por encima de los edificios, siempre a media altura, nunca arriba en el zenit.
Para terminar el día decidí comer pasta en un café en corrientes, mirando por los amplios ventanales hacia afuera como la gente camina en la noche porteña, díganme romántico si quieren pero quería tener ese recuerdo de mi viaje por el sur.