Clásico Boca vs River
abril 15, 2007
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Viajes
Etiquetas: Argentina Buenos Aires
Argentina se paraliza y entera mira hacia la Bombonera porque hoy no es un domingo cualquiera, es un domingo de clásico. Para ir al partido en la Bombonera el problema es el transporte, el estadio no está lateral a ninguna vía importante y su capacidad de 60.000 espectadores hace que las entradas y salidas al estadio sean un caos total. Para los turistas normalmente los grupos llegan al estadio con tres horas de anticipación para estar ubicados casi 2 horas antes del juego, entre el grupo que me correspondía había gente de España, de Chile y unos locales de Argentina, dicen que a veces es preferible pagar por el servicio de transporte de esa manera y asegurar así la salida del estadio. Los puestos que nos correspondían estaban del lado de Boca así que por hoy todos somos de Boca y que a nadie se le olvide para seguir con vida.
El bus nos dejó a dos cuadras del estadio con un mar de gente en medio, que impedía el paso de los transportes, superamos la distancia y llegamos al lugar donde se siente que de atrás te empujan y adelante te detienen, ese lugar donde se arman las multitudes esperando pasar por cuatro puertas y en cada una requisando de a uno a la vez, se dejan botellas, tubos y cualquier elemento contundente. Los pases de entrada a la bombonera que nos correspondían son bonos de empresas turísticas o de particulares, son tarjetas con banda electrónica que son leídas por máquinas a la entrada, después me enteré que la mayoría de quienes van al estadio son ‘socios’ del Boca Juniors y ese pase es su carnet de registro en el club el cual les asigna un puesto en el estadio. Para llegar a nuestros asientos había que caminar por varios corredores de escaleras que llevaban a la parte alta del estadio. Las posiciones que nos asignaron estaban casi en la parte más alta de la Bombonera pero a pesar de estar tan arriba tenían una muy buena visibilidad porque las tribunas están muy empinadas y cuando miras hacia abajo llegas a sentir algo de vértigo.
La primera tribuna que se llenó casi en su totalidad fue la de River, supongo que por seguridad, y mientras más se va llenando más fuertes se hacen los cánticos. El grupo de fanáticos de River hacía tanta bulla que por momentos no se escuchaban lo que gritaban los de Boca al otro extremo del estadio, aunque para ser sinceros no se había llenado el estadio aun con los de Boca. Los cánticos del River eran inicialmente amenazas contra el Boca, recordándoles su madre y enviándolos a cargar la copa con ella. De manera parcial se fue terminando de llenar el estadio y los cánticos de los fanáticos del Boca empezaron a hacerse sentir respondiendo a los cantos de los fanáticos del River, se inicia así una charla entre barras en donde algunos vecinos mios gritaban arengas contra los del River que jamás serían escuchadas en medio de semejante algarabía, y los hinchas mueven los brazos, algunos saltan y te das cuenta que el estadio se está estremeciendo. Uno de los cantos del Boca dice «el que no salte es una gallina» y mientras lo cantan todos en el estadio brincan y se siente como si el estadio se fuera a venir abajo. Otros cantos que recuerdo son «dale la copa a la puta que te parió», «dale, dale, dale boca, dale» en 5 melodías diferentes, «mandarina mandarina, la copa no está hecha pa’ gallinas» y «equipo chico la puta que te parió».
Como ya he dicho cuando los argentinos alegan no les entiendo nada, pero tienen terminaciones muy típicas como «la concha de tu madre», de hecho mi vecino del lado izquierdo habrá dicho esa frase unas 5 veces por minuto, incluido todo el madrazo anterior que no se podía comprender. A mi lado derecho estaba un danés, o creo que eso fue lo que entendí, silencioso pero muy atento al partido. Como recordarán el carnet de inscripción como socio del club te asigna un asiento en el estadio y por lo tanto cada domingo el estadio se llena con las mismas personas en los mismos lugares y terminas conociendo a tus vecinos, tanto así que familias enteras se saludaban como si fueran vecinos de cuadra, y la ida a estadio es aparte de todo un paseo en familia, los padres llevan a sus hijos desde pequeños, vi niños de 7 años gritando los cantos con total naturalidad, ya se los saben como si fueran rezos para pertenecer a la secta.
Ya faltan unos minutos para iniciar el partido y las barras siguen cantando y es posible que nunca se detengan a lo largo del partido y cuando alguna lo hacía la otra inmediatamente la invitaba a seguir cantando con cosas como «equipo chico, no se escucha, no se entiende» lo que claramente ofendía a la otro barra que respondía con todo lo que tenía.
Y llega el pitazo inicial, Argentina entera está pendiente del balón y no hay ni una sola alma en las calles, toda Argentina se agolpa en la Bombonera y podrán estar en otro estadio pero todos escuchan por la radio cómo va el partido. Y se anota el primer gol y el estadio se quiere caer, la energía contenida se comparte, todos nos abrazamos, el ambiente está tan cargado que es imposible no motivarse y por primera vez veo a los fanáticos del River en silencio, pero pasan unos segundos y vuelve a cantar para apoyar a su equipo. Del otro lado la barra del «12» (así se llama la barra del Boca) está delirante, salta, grita, aulla y canta por su equipo que lleva en el alma. El primer tiempo indicaba goleada del Boca, pero nunca concretaron, no se mucho de fútbol así que no puedo decir nada al respecto.
Llega el medio tiempo y es hora de ir de compras, los locales de comida están atestados de clientes pidiendo panchos, choripanes y bebidas, claro que por las graderías pasan ofreciendo pero no todos compran en medio del partido, es tradición comer en el entre-tiempo. Mientras veo las entradas desfilan todo tipo de mujeres, por lo general las mujeres de Argentina tiene algo que les da apariencia de ya ser madres pero tienen una cara preciosa, claro que otras no tanto. Y de entre esa cantidad increíble de gente veo bajar una mujer espectacular y pienso para mi «al fin una mamacita» porque llevo varios días en Argentina y veo mujeres hermosas que me matan, pero no había visto ninguna espectacular, la seguí con la mirada mientras volvía a entrar en las graderías.
Inicia el segundo tiempo y Boca no es el mismo del primer tiempo y River empata, ya los fanáticos del Boca han hecho algunas exclamaciones contra el árbitro y «la concha de su madre», pero en adelante todo será contra él y de vez en cuando contra los jugadores, ya no están pendientes de los fanáticos del River que están delirantes y cantan de alegría.
Ya ha pasado más de la mitad del segundo tiempo y se siente un frío helado y me he percatado que nadie está en camisa, ya no se ven las camiseta del Boca que se habían visto al principio, ya la gente tiene buzo del boca algunos o simplemente ya se han puesto algo más abrigado, miro al cielo y me sorprende ver este cielo azul sin nubes, celeste como la bandera de Argentina. Ya me he puesto el buzo que traía conmigo porque no soporto más este viento helado. Cuando vuelvo a poner mi atención en el partido los fanáticos del River ya han superado en decibeles a los del Boca que están desesperados, nuevamente gritando «la concha de tu puta madre» a cualquier problema en el partido. La energía en el ambiente se hace insoportable, el nerviosismo se apodera de los boquenses quienes gritan contra el árbitro, al técnico, a sus vecinos, a quien sea, pero el todo es gritar para calmar su decepción por no poder ganar un partido que parecía estar asegurado desde el principio, varios de los asistentes se levantan faltando minutos para el pitazo final y van dejando el estadio.
El arbitro señala la mitad de la cancha y ese gesto deja en silencio la mayor parte del estadio, pero los del River lo sienten como una victoria y siguen cantando. Por cuestiones de seguridad los primeros que deben dejar el estadio son los de River y por lo tanto los que estamos en la otra barra debemos esperar 30 minutos más en las gradas, viendo ese cielo azul y Buenos Aires que por fin respira después de una semana en la que solo se transpiró fútbol. La policía arrea a los hinchas del River a las salidas de las graderías y apaga algunas hogueras que dejaron, mientras la barra de Boca espera para salir.
Cuando dan vía libre las escaleras están atestadas de gente y de entre la multitud vuelvo a ver a aquel espectáculo de mujer que vi en el intermedio y me doy cuenta de una verdad…. es caleña, el novio es una viga con buzo del Atlético de Cali, y ella es una mamacita de las que ves en Chipichape…. para mejor decir, acá son hermosas las mujeres, tienen cara linda, ojos espectaculares, de esas caras de portada casi angelicales, pero las que te matan y te ponen a patinar están en Colombia.
Al salir del estadio debemos caminar unas tres cuadras para llegar al bus y me pregunto ¿cómo hacen los fanáticos para conseguir transporte luego de cualquier partido? Unas cuatro cuadras adelante encuentro el primer microbus pero eso es solo un paño de agua tibia para todo este mar de gente esperando transporte. Al final encontramos nuestro bus y volvemos al micro-centro, donde las calles aun están vacías y según escuché decir mientras estaban en el partido no había ni una sola alma en las calles, como si fuera un pueblo fantasma, pero eso fue hace unos 15 minutos porque ya se siente el aliento contenido de Buenos Aires que vuelve a respira.
quiero saber..siid e rosario santa fe salen colectivos para la cancha de boca para el super clasico boca river??
de ahora abril
ole chino que bacana esa nota… envidia de la buena… parecido a un clásico Once Caldas vs Pereira jajajajaja