Caminando entre diagonales

abril 22, 2007 • Publicado en Viajes
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Llueve y sigue lloviendo, y la verdad estaba cantado que cuando llegara otoño se haría sentir la lluvia, antes debería estar agradecido porque se estaba comportando muy bien el clima conmigo. Por primera vez tenía oportunidad de probar un desayuno a en Argentina que incluyera un queso, me estaba haciendo falta, y además gratamente sorprendido porque era cremoso y delicioso, casi de untar pero con suficiente consistencia, casi como un Brie. Mientras compartía el desayuno con los colonos colombianos en tierras extranjeras hablamos un poco sobre nuestro compañero argentino del día anterior, y confirmé mis sospechas, al parecer la fama de tener un ego subido es más producto de esa costumbre que tienen de creer que todo lo que ha pasado en Sudamérica es producto de algún argentino, tal vez por falta de conocimiento o por real necesidad de figurar, son amistosos pero no son amigables, es decir, hasta el momento había conseguido contactos internacionales pero ningún teléfono o correo de un argentino, un poco extraño pero era una realidad que se me hacía interesante.

Mientras terminábamos el queso hizo presencia en la mesa un café liofilizado made in Colombia y por fin probé un buen café en Argentina, no nos digamos mentiras, el mejor café del mundo es en realidad el colombiano.

Al salir a caminar por La Plata sentí por primera vez la sensación de las hojas de otoño, en Buenos Aires todos los días las barrían pero en La Plata no era diario el proceso así que podía uno ver las veredas con un manto de hojas cubriendo el piso, era una sensación algo poética pues ya se ve el otoño en las calles.

La Plata tiene el mismo toque arquitectónico de Buenos Aires, pero por su cualidad de ser una ciudad planificada hay que mencionar que los parques son muy grandes, siendo el más grande el parque Moreno donde está la catedral que es simplemente preciosa, pero como ya he dicho no soy amante del arte religioso así que solo observo las gárgolas, el portón, y algunos detalles de su rosetón. Volviendo en medio de la plaza encuentras esculturas en varias esquinas y veredas amplias que dan hacia los edificios del gobierno de la municipalidad, un edificio principal cuya arquitectura es similar a las demás edificaciones de la ciudad y otros dos edificios más contemporáneos a cada extremo de la plaza en donde están las nuevas dependencias de la municipalidad, el hecho de estar en dos edificios de idénticos entre sí y que uno sea reflejo del otro me recordó el plano de la ciudad, simétrico y cuadrado.

Volviendo por otra vía encontré nuevamente las hojas en el piso y como un haikú observé la caída de una hoja. El recorrido por esa vereda era extrañamente hermoso, no había vivido nunca esa sensación de tanta tristeza viendo los árboles perder sus hojas y al mismo tiempo presentar un hermoso tono marrón en el piso. Al final del recorrido había una estatua de un hombre corriendo al cual le habían dibujado líneas rojas en su ‘camiseta’ como el uniforme del equipo de la ciudad. Y hablando de fútbol, justo ese día había clásico local, ‘Esgrima vs Estudiantes’, así que la calles estaban vacías pues todo el mundo estaba en el estadio o en casa frente al televisor. Volvimos a la sala de cine del día anterior para otra película freak y cuando salimos encontramos la ciudad encendida por el triunfo de Estudiantes.

Volver a Buenos Aires fue sencillo pues desde la terminal sale un colectivo que para en todo el centro de la ciudad, a unas cuadras del obelisco.

 
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Un comentario a “Caminando entre diagonales”

  1. Hola Juan Sebastian
    Estuve dando un «paseo» por tus fotos, y las encuentro hermosas.
    Llegué hasta aquí buscando una foto de hojas de otoño para ilustrar un poema de mi blog. De hecho la encontré y, si me lo permitís (calculo que sí) voy a tomarla.
    Es cierta tu impresión acerca de los argentinos, pero sólo parcialmente. Si tienes tiempo de conocernos, encontrarás valores más profundos…aunque no creo que esto sea patrimonio de una nacionalidad. En fin,te agradezco tu trabajo y quedo a tu disposición. Un saludo. Mabel

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