Bosconia y El Valle

Justo en el instante en que pasamos por el paso a nivel en Bosconia, lo cerraron para darle cruce al tren que venía de Santa Marta. El operario del paso contó que aquel tren estaba conformado por dos máquinas que arrastraba un convoy de 900 metros, y que iba descargado en dirección hacia la mina. Del otro extremo se veía otro tren de 200 metros que venía cargado de carbón y seguía hacia Santa Marta.

Una hora después estábamos llegando al Valle, que es el nombre con el cual se conoce a la zona donde está Valledupar. Lo primero que notamos es que la gasolina extra estaba escasa, posiblemente por los problemas con Venezuela. No pudimos encontrar una zona de comidas y nadie nos daba razón de un restaurante chino. Tampoco pudimos seguir las recomendaciones que nos dieron para ir a la zona rosa porque nos perdimos, y cuando por fin encontramos un lugar dónde comer, al frente del Exito, pedimos unas cervezas y no tenían de las que buscábamos. Conseguimos hospedaje en el Hotel San Luis, en donde extrañamente solicitaban que dejáramos las llaves del carro en la recepción y preguntaron además si saldríamos temprano al otro día.

Y para terminar nos encontramos con un colchón al que se le había dañado un resorte y un alambre asomaba con riesgo en uno de sus extremos. Fue un muy mal comienzo en Valledupar.