Apenas un esbozo de San Juan de Pasto
noviembre 14, 2008 Publicado en ViajesEtiquetas: Colombia Nariño Pasto
En la presente coyuntura social, auspiciada por el descalabro de las captadoras de dinero -también conocidas como pirámides-, la ciudad Sorpresa no había estado disponible para hacer turismo nocturno. Era la segunda noche en línea en la que se había decretado el toque de queda y todo parecía indicar que la noche de hoy no sería la excepción. El tiempo apremiaba así que opté por continuar el viaje y dejar para otra oportunidad una visita a la ciudad.
De todas maneras no podía salir de Pasto sin hacer algunas compras previas, así que por recomendación de mi anfitriona recorrí la plaza Bomboná en busca de dulces importados de Ecuador y tal vez encontrar algo más por comprar.
Lo que inmediatamente me impactó fue el precio del licor local, menos de la mitad de lo que costaría en Manizales igual cantidad de aguardiente, claro que empacado en una bolsa de tetrapack como si fuera mayonesa, lo que de seguro ayuda en la reducción de costos. Con el frío que hace en Pasto y la tentación a estos precios, no es de extrañar la fama de bebedores que tienen los pastusos. Sería solo cuestión de decir ‘achichay’ -la exclamación local para decir que está haciendo mucho frío- y tomarse un trago para entrar en calor.
Luego de recorrer Bomboná pasé por un local donde venden los famosos helados de paila. La receta original fue ideada en Ecuador hace poco más de un siglo, y de ahí se extendió por toda la zona, llegando incluso hasta Popayán. Inicialmente se empleaba hielo extraído de los nevados, pero gracias a la tecnología de refrigeración ya no es necesario ir tan lejos para conseguir la materia prima, lo que le quita un poco el romanticismo al helado de paila, pero que beneficia en la protección del ecosistema de los nevados. Se dice que el único lugar donde aun preparan helado de paila con hielo de nevado es en Cumbal, cuyo manto nevado tiene un sabor dulce según los conocedores. El helado de paila se produce en forma artesanal, y observar su preparación es parte importante del plan turístico. El heladero hace girar una paila de bronce sobre una pila de hierbas de páramo y sal de pepa, lo que facilita mantener en movimiento al recipiente. La consistencia del producto final es realmente particular, podría describirla como si se tratara de un helado de crema que no oculta la sensación de los cristales de hielo. De todos los sabores, mis recomendados son el de maracuyá y el de mora.
En una pared del local estaba pintado el sol de los pastos, símbolo místico de los indígenas de la región, el mismo que ya había encontrado en varios lugares en Ipiales, Las Lajas, La Cocha y ahora en Pasto. Este símbolo representa al sol, y es el mismo que está tallado sobre la piedra de los machines en Cumbal.
Es el símbolo ancestral más recordado por los indígenas pastos y ha pasado a significar la pertenencia a esta zona. El sol de ocho puntas representa los estadios del espíritu humano, los 8 principios vitales: La familia, la salud, el placer, los amigos, la comunidad, los hijos, el saber y la riqueza (Percepción social de los pastos, Harold Santacruz Moncayo, página 6).
Y tratándose de culturas, afuera del local un artista más contemporáneo había hecho una intervención a la luz verde de un semáforo. Así se forma la cultura, compartiendo símbolos entre diferentes sociedades, encontrando significados comunes, el mundo es tan solo cuestión de semiótica.
Deseo aprender a hacer helados de paila. ¿Dónde me dirijo? Por la atención prestada mis mas sinceros agradecimientos.
Buen dia donde podria compra una paila para haer los helados