Al borde del espacio y el tiempo en el desierto de la Guajira

marzo 8, 2008 • Publicado en Viajes
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El día llegó tranquilamente al Cabo y los pescadores estaban otra vez en el mar muy temprano templando sus atarrayas. La enramada había sido compartida todo el tiempo con varios cangrejos que salieron hoy un poco más confiados a tomar el sol, pero siempre atentos a nuestros movimientos.

Mientras desayunábamos le preguntamos a la administradora cómo hacía para entenderse con Tavio -nuestro guía Wayúu-, y nos desarmó con la noticia de que Tavio entiende perfectamente el español pero no lo habla. Eso explica por qué se reía tanto con nosotros, al mismo tiempo claro está que se reía de nosotros. Imagino la gracia que le harían todos los gestos que inventábamos para hacernos entender. Recuerdo el episodio en el cual le pregunté por las palabras para ‘derecha’, ‘izquierda’ y ‘adelante’, con gesto incluido, pausa en las palabras y repetición constante. Pero el que seguro le hizo más gracia fue mi intento por averiguar cómo se referían a nosotros ‘tú wayúu, ¿nosotros?’ mientras lo señalaba a él y luego me señalaba a mi y a mis acompañantes. No recuerdo cómo se dicen las posiciones pero sí recuerdo muy bien la palabra ‘arijuna’.

Cuando pasó Tavio por el comedor le preguntamos cómo se decía ‘buenos días’ y nos respondió ‘anayakaikat’ y con eso comprobamos que sí nos entendía perfectamente, y que tan solo se había divertido con nuestras maromas. Hasta buen sentido del humor tienen los wayúu.

Ya sabíamos que ‘anayawats’ significa ‘gracias’. Ahora la partícula ‘anaya’ se repite para dar los buenos días, y como nos explicaron después, ‘kaikat’ es la palabra para ‘sol’ y para ‘día’.

Empacamos nuestras maletas, nos despedimos de todas las personas en la ranchería y ahora estábamos en ruta hacia Manaure. Lo más recomendable según nos había dicho la administradora era ir con alguien que supiera el camino porque seguir la trilla puede ser inseguro. En el desierto preguntamos por la vía para las salinas, y hubo un tramo en el cual lo único que se veía por todas partes era polvo y tierra, y al fondo una línea en el horizonte como si fuera agua, un espejismo formado por la reverberación del aire caliente sobre el suelo a lo lejos.

 
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Después de un tiempo vimos un carro que se acercaba por detrás, dejamos que nos pasara y lo seguimos para ver a dónde nos llevaba. Salimos a la carretera paralela al tren en el Km 103. Mi recomendación es tomar esta vía cuando se dirijan al Cabo y así evitar un buen tramo de la ruta paralela al tren que no es en nada agradable. Es solo cuestión de ir hasta el kilómetro 103, seguir la trilla hacia el norte y de vez en cuando pagar el importe de 1000 pesos para preguntar por la ruta, es mejor, menos sufre el carro y se va mucho más rápido. Pero recuerden que al cabo se debe ir en campero, camioneta o vehículo alto, no es necesario tener un 4×4, por lo menos en tiempo seco que para el caso es casi todo el año. Sin embargo dicen que la mejor vía habría sido seguir hacia Manaure desde el Cabo, pero mejor no arriesgar a perdernos en el desierto.

Un cuarto de hora después de tomar nuevamente la carretera paralela al tren llegamos a Uribia, y de ahí seguimos hacia Manaure.

Un detalle que había omitido hasta el momento es el de las placas de la Guajira, que son diferentes a las del resto del país. Los carros con esta placa solo pueden movilizarse por la Guajira pero tienen permiso para entrar a Venezuela. La mitad izquierda de la placa es verde y la otra mitad es blanca con el mapa de La Guajira. La placa tiene la población donde está matriculado el vehículo en la parte inferior y en la parte superior se lee ‘Colombia’. Tienen una sola letra en vez de las tres que tienen las del resto del país, y cuatro números en vez de tres.

Un comentario a “Al borde del espacio y el tiempo en el desierto de la Guajira”

  1. mi viaje al cabo lo hicimos 18 motos desde bogota, pernotando la primer noche en la ciudad de bucaramanga.la segunda en sta marta,la tercera en riohacha,ciudad que me dejo asombrado por su aseo,sus vias,su jente ,sus carrasos tan econonicos y su encantador malecon.el cuarto dia rumbo al cabo por sus interminables rectas con promedios de velocidad de 140 y algunos tramos pequenos,hasta de 180 kilometros por hora.sacandole todo el gusto a nuestras maquinas.gusto que no es del comun de la gente,cunsumiendo en este territorio gasolina extra a poco menos de la mitad del prcio al que etamos acostumbrados.hasta que llegamos a uribia,hasta este punto pavimentado de alli hacia dentro todo despavimentado.solo desierto y muchisima arena.hay varias formas de llegar al cabo pero ya faltando 17 km seguimos derecho,despues de 2 horas de haber andado.pero valio la pena meternos masomenos 1hora y media mas por ese desierto interminable para pasar por el parque eolico con sus grandes aspas en medio de esa lejura y soledad donde el sumbido que producen es muy relajante para producir energia electrica.ya estando en elcabo conoci algo que en las guias de turismo y con la gente que ya ha estado en el cabo no hablan de haber pasado por aqui,se trata del ojo de agua,la cueva del diablo,el sitio de apareamiento de los pelicanos y la zona donde pescan tortugas y cangrejos.esto lo hicimos mas omenos desde el centro de salud donde era nuestra zona de campin,tomando una lancha que nos llevo hasta el sitio clave para divizar todo lo hermozo de la naturaleza desde la parte mas alta,donde se ve hacia un lado lo interninable del mar y hacia el otro lado lo interminable del decierto.en ese momento senti que mi dios es muy grande y me dio la oportunidad de estar parado alli observando toda su creacion majestuosa donde me senti como adan en el paraiso total mente relajado sin ruidos sin edificios sin carros sin ningun tipo de comunicacion sin mucha ropa,totalmente indefenso con la mente casi nula solo ovservando y vagamente alcance a pensar como saldre de aqui nuevamente en mi motocicleta.

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