Otro viaje al que le llegó la hora, pero los pronósticos no habían sido venturosos y los noticieros auguraban lluvia para todo el país, sin embargo las fotografías satelitales mostraban un espacio despejado sin nubes que se dirigía hacia Santander, y como si se tratara de un buen presagio decidí arriesgarme. Salí de Manizales cuando aun era de noche y una lluvia torrencial caía sobre la ciudad, pero tan solo duró un corto trecho hasta donde inicia el ascenso a Letras, y para confirmar plenamente mis buenos vaticinios el alba me alcanzó cuando cruzaba el alto de la cordillera, con un sol radiante que presagiaba un feliz viaje.

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